Ultima salida de 2018 para Harridunak y toda una apuesta en cuanto a lo climatológico ya que todo el recorrido es al aire libre y expuesto al mar, pero las Areniscas y las Paramoudras de Jaizkibel bien merecen este riesgo.

El plan era reunirnos en el merendero Justiz (a un par de kilómetros de la Ermita de Guadalupe) dejar un par de coches en el merendero y desplazar el resto de coches al inicio de la ruta (un dato muy a tener en cuenta para posteriores salidas es que en la ladera norte de Jaizkibel no hay apenas cobertura telefónica).

Aunque la ruta puede ser circular, hay dos kilómetros de carretera estrecha y muy frecuentada por coches y bicicletas que hacen que no sea recomendable, de ahí que optamos por dejar un par de coches en el final de la ruta y así poder recoger los coches que dejamos en el inicio mas cómodamente.

El recorrido elegido se inicia en la cota de 300mts. descendiendo ininterrumpidamente hasta la cota 0, justo en la playa de las Paramoudras.

Desde la playa de las Paramoudras hasta el final del recorrido son pequeñas subidas y bajadas hasta llegar al último repecho y alcanzar la cota de los 150 metros, en total unos 9 kilómetros.

Al poco de iniciar el descenso llegamos a una zona en la que se podía observar la formación y evolución de las areniscas de Jaizkibel, tras una breve explicación geológica reanudamos el descenso.

Según nos íbamos acercando al nivel del mar el cielo comenzó a ponerse de un gris inquietante.

Aunque el color del cielo era cada vez mas y mas gris, la aparición de las primeras areniscas nos animó a continuar con más ánimo.

Menuda sorpresa, nada mas llegar al nivel del mar nos encontramos con las primeras esculturas….. vamos que ni Eduardo Chillida.

Menos mal que teníamos previsto que la llegada a la playa coincidiera con la marea baja porque las súper olas que nos encontramos eran de quitar el hipo.

Parece increíble que las estructuras que nos encontramos sigan resistiendo los golpes de toneladas de agua durante milenios.

Según llegamos a la playa de las Paramoudras no podíamos dar crédito a lo que estábamos viendo… una maravilla geológica que lo conocen en Francia muchísimo mejor que aquí donde es desconocido para la inmensa mayoría de la gente.

A continuación algunas de las numerosas fotos que pudimos sacar.

Aunque fueron claras y concisas las explicaciones del Presi, la mayoría de la gente optó por la opción de dar rienda suelta a la imaginación y sacar a relucir nuevas teorías que la mayoría del grupo compartimos y apoyamos (más vale una fotografía que mil palabras).

Una vez que terminamos de dar rienda suelta a la imaginación emprendimos el viaje de vuelta entre acantilados y calas que en pleno verano están más que concurridas.

Algunas fotos las sacaremos en verano y con mejor luz.