En esta ocasión nos dirigimos hacia tierras guipuzcoanas para observar parte de los yacimientos de hierro explotados en Irún y Oiartzun. La primera parada de este periplo nos llevó al lugar conocido como Castillo del Inglés, en Irún. A pesar de su nombre no se trata de ningún castillo, sino las ruinas de algunos de los edificios pertenecientes a la empresa “The Bidasoa Railway & Mines Limited”.

Esta compañía, de capital inglés, dominó buena parte de las explotaciones mineras de esta zona, rnasportando el mineral desde las minas hasta el rio Bidasoa gracias a un tren minero construida a tal efecto.

Toda la zona es ahora un bosque de hayas muy conocido por los amantes al senderismo y a mountain-bike, aunque siguen presentes restos de su pasado minero.

En la zona de El Castillo del Inglés existen diversas bocaminas y escombreras, destacando la mina San Fernando. Se trataba de explotaciones de hierro, por lo que en las hoy todavía visibles escombreras se pueden encontrar muestras de goethita,
siderita, o cuarzo.

Nosotros recogimos algunos ejemplares de goethita, generalmente botroidales, y asociados a cuarzo, lo que da un contraste realmente de colores muy llamativo, a diferencia de las goethitas de La Arboleda, normalmente asociadas a limonita y otros
óxidos de hierro.

Desde aquí, tras un breve receso, nos encaminamos a la segunda parad del día, los hornos de Irugurutzeta.

Aunque explotados desde época romana, los yacimientos de hierro asociados a la intrusión granítica de Peñas de Aia vivieron su fase de máximo esplendor a comienzos del siglo XX, cuando se empezaron a explotar los carbonatos de hierro.

La siderita obtenida en los cercanos yacimientos de Meazuri, Meagorri, Aitzondo y Basakaitz, se trasladaba a los hornos de Irugurutzeta para su calcinación. Precisamente estos imponentes hornos, enclavados en el barrio de Meaka (Irún), constituían
nuestra siguiente parada. Recientemente han sido restaurados y conforman uno de los mejores ejemplos de arqueología industrial de nuestro entorno.

Tras esta visita todavía nos quedaba una parada más, el museo Oiasso. Este museo recoge los vestigios romanos hallados en Irún (antiguamente conocido como Oiasso).

Estamos hablando de un importante enclave romano centrado en un activo puerto desde donde se embarcaba la producción de plata y plomo de las minas de Aia. La época de máximo esplendor de esta ciudad romana se estima entre el año 70 y 200
d.c., con una superficie urbana de unas 12 hectáreas.

Monedas, ajuares domésticos, cerámica, aperos de trabajo, útiles de pesca…son solo algunos ejemplos de lo que pudimos contemplar en las salas del mueso, lo que junto con las explicaciones ofrecidas por los responsables del museo nos sirvió para hacernos a la idea de cómo era la vida en la antigua Oiasso hace casi 2.000 años.

Con esta didáctica visita dimos por terminada esta jornada por tierras de Gipuzkoa.